viernes, febrero 20, 2004

Con un poco de nostalgia de entregar lo que durante once años fuera mi casa... la cantidad de recuerdos que ahí se quedan, los que me llevo -inclusive algunos que quisiera olvidar-.

El proyecto de una nueva casa por delante que por el momento es más un conjunto de cajas apiladas y apenas, vagamente, se vislumbra un hogar en medio del caos.

Con la maravillosa compañía de Lola y Lakshmi, quienes hace que mi soledad sea más amable, pasan los días esperando el fin de semana para tener tiempo de organizarme un poco más.

Me duele un poco -poquito- mi corazón, siento nostalgia por los Juanes, Pacos, Danieles, Héctors de mi vida. Por los proyectos no realizados, los que se quedaron a medias, los fracasados, los abandonados... de uno u otro lado.

Sigo preguntándome un millón de cosas que todavía no entiendo y mi voz interior me dice: "ven, voltea para acá, de frente, deja ir todo lo demás, que ya de eso haz tomado lo que te sirve".

Todavía no me deshago del vicio de urgar en mis antigüos amores aunque sólo sea en mi cabeza, como patadas de ahogada, inútiles, vacías, unilaterales...