martes, febrero 03, 2004

A los amores que se van, no por desamor sino por destino...

cómo duele cuando los amores se van, los amores añejos, con los que ya ni hay un futuro que construir, con los que la complicidad siempre seguirá latente, el corazón siempre de jarro por un beso, un roce y me vengo...

esos amores....

esos amores como el que yo te tengo, por el que te lloro incomprensiblemente, porque ni te tengo ni no te tengo, ni te dejo de tener, por el que ninguna mujer como ningún otro hombre -por el momento- nos ha sustituido...

afortunada o desafortunadamente...

cuantas lágrimas de las que no te enterarás porque no quiero que me tomes ni por cursi ni por ridícula, aunque sé que en el fondo no lo harías, sí me lo dirías para callar eso que tú también sientes, eso que también te duele sin poder explicar qué es, ni de qué se trata.

Sin nada que prometer, ni lo espero. Me quedo con todo esto, me quedo con el sobrado amor "reñido" que nos tenemos, con el amor más apretado, más sentido, con el amor que ha nueve años de distancia sigue inquietando mi corazón.

Se apachurra mi corazón de saberte lejos a partir de mañana, aunque durante años haya intentado ponerte distancia en mis pensamientos sin conseguirlo. Siempre me haz acompañado, siempre presente, más de lo que sabes, mucho más de lo que imaginas, más de lo que desearías, quizás... qué más da...

Ese es MI corazón, necio, empecinado, pero cada vez más expandido.

TE AMO MUCHO, aquí, hoy por hoy, más allá de los que se pueda y de lo que no, más allá de la gente e inclusive del destino mismo.