martes, enero 13, 2004

"Ya sabes que en este corazon vives y no pagas renta", Choforo (el más viejo y querido de los meseros de La Cabaña de Caleta)

Cubierta de cuerpos imperfectos, regordetos, delgados, casi ninguno regular. Bañadores multicolores y camisetas que rompen la linea entre la arena y el mar.

El sonido del mar sirve de fondo a las risas, a los gritos, a los cantos de los vendedores y al llamado del caracol que anuncia el vendedor desde su deslizador cubierto de san judas y virges de guadalupe adornados con conchas.

El delicioso aroma de los platillos con mariscos, va y viene despertando el apetito chelero.

Una señora pasea en brazos a una bebita perdida que aun no puede percatarse de su fatidica situacion...

Sentada frente al mar observo a mi sobrina de enormes ojos castaños y labios pequeños y regordetos que, enfundada en un bañador rosado que hace juego con su bisor, se sumerge de cuando en cuando con la seguridad de mi mirada vigilante. Mis padres aguardan nuestra compañia degustando un tequilita y una cerveza.

Acapulco..., nuestro Acapulco querido. Cuanta nostalgia! cuantos recuerdos..., cuantas ganas de regresar.

La familia mas querida, las amigas de antaño, el olor del aire, el cariño que se siente al encontrarse una cara conocida. Las platicas inagotables con las amigas que derivan en confesiones.

El tiempo inatrapable y yo... con mi corazon abierto al tope, vibrando con cada estela, con cada viento, con cada rayo de sol, con la magia de este puerto impredescible que me regala sorpresas en cada visita.