viernes, diciembre 19, 2003

Los amantes fervientes y los sabios austeros, aman del mismo modo, en su edad ya madura, a los gatos potentes y dulces, el orgullo del hogar, sedentarios y frioleros, cual ellos.

Amigos de la ciencia y la delectacion, de las tinieblas buscan el horror y el silencio; del Erebo serian los funebres corceles, si pudiesen al yugo cometer su fuerza.

Adquieren, mientras sueñan, las nobles actitudes de esfinges que se tienden alla en sus soledades, que en un sueño sin fin parece que durmieran;

magicas chispas llenan sus costados fecundos, y particulas de oro, como una arena fina en us pupilas misticas vagamente fulguran.

Los gatos, de Charles Baudelaire