miércoles, junio 09, 2004

Del cielo caí a la tierra de todos los días, a la bendita rutina que me aburre y me ancla, a recordarme mi corazón emocional que se duele por nimiedades, mi fortaleza para al final, hacerlo todo bien, o quizás no, pero para seguir adelante, caminando, sonriendo, más allá de las promesas y de los deseos.

Las noches de ayer parecen tan lejanas, una semana tan distinta a la anterior, entre tanto de tanto. Ahora, otra vez retomando mi yo, mis tareas, mi maestría, las cosas que hoy por hoy me dan significado, más allá de las expectativas -que no llegaron a ser-.

Me gusta verme, sentirme, cuidarme, estoy cómoda conmigo, hay cosas que me gustaría cambiar de mí pero no a mí.